lunes, 22 de noviembre de 2010

Anotación en el diario de mi alter ego.

La verdad a pesar de ser un día donde poco salió el sol disfruté bastante el 21 de noviembre. Un fin de semana “Forever alone” lo cuál no tuvo nada de extraordinario considerado a los grandes planes que tengo para estas vacaciones, entonces decidí darle otro enfoque.
Viernes: Salí con mi hermana, desde un punto externo nunca salgo con ella a lugares públicos así que novedad.
Sábado: Intenté ayudar a poner la navidad en mi casa pero aparentemente mi alma de Grinch siempre saldrá virtuosa y sin querer tomé en cuenta que el año pasado armaba el arbolito con el prefijo “ex”.
Domingo:  Al alter ego del Grinch le gustan las cosas “normales-caseras” pocos se imaginan que detrás de una fan de José Cuervo pueda haber el deseo de ser una esposa al estilo de los años 50, así que para comenzar a alcanzar objetivos realicé un curso de dulces, si saben ¿no? Para esperar a mi esposo con una torta o algo así.
Por algún motivo las personas al pasar los 40 años tienen un deseo reprimido de sacarte conversación, podrás tener audífonos puestos, estar leyendo, etc., pero siempre consiguen el modo de sacarte conversación ¡Eso es verídico!
El problema es que el tema de conversación de las señoras que hicieron el curso conmigo me hacía quedar como una completa ignorante. Lo que bajó mis ánimos es que aparentemente aún no me puedo casar.
Hablaban de cosas tan rutinarias como el precio de la harina y de lo difícil que es conseguir cierto tipo de gelatinas, de cual unidad de transporte público usar y donde se pueden conseguir los mejores productos.
Me sentía mal cuando me decían “está en la calle taaaal, ¡a la altura de no sé donde! Si sabes ¿no? Frente a tal cosa” y yo para no parecer lo que mi cara seguro delataba (cara de imbécil) decía “AHHH YAA CLARO QUE SÉ VALE” en realidad me sentía como Joey Tribbiani en muchas de sus escenas.
Quizá antes de casarme deba pisar un poco mas la tierra, para que mi pobre futuro esposo no sufra tanto, no se lleve un “paquetico chileno”.

viernes, 19 de noviembre de 2010

De coincidencias a preguntas.

Y ahí estaba yo, buscando desesperadamente en la pequeña biblioteca familiar algún título que llamase mi atención. Miércoles por la noche, era de carácter urgente algún libro que calmara la ansiedad que me provocaría el viaje en avión la mañana siguiente.
11 minutos de Paulo Coelho.
 Debo confesar que no estaba muy convencida, es un libro que aparentemente no es de ningún miembro de mi familia porque tiene una dedicatoria que no concuerda con ningún nombre de los ya mencionados (ahí me vino a la mente lo que siempre dice mi madre: “no prestes nunca: CDs, novios ni libros”) Al abrirlo, la primera línea llamó mi atención: “Erase una vez una prostituta llamada María” exacto, como mi primer nombre, supongo que el libro me escogió o algo así.
8 horas después a la espera del  avión, vuelvo a leer la línea con la diferencia de que despertó este pensamiento: “mmm ¿prostituta?, quizá si mi vida no estuviese carente en este aspecto no hubiese tocado fondo”  pero seguí leyendo y esta María para mi sorpresa tiene mucho en común con mi persona (por lo menos lo que he leído) ella lleva un diario y quiero compartir con ustedes este fragmento:
“…Durante toda mi vida he entendido el amor como una especie de esclavitud consentida. Es mentira: la libertad sólo existe cuando él está presente. Aquel que se entrega totalmente, que se siente libre, ama al máximo.
Y el que ama al máximo se siente libre.
… Me sentí herida cuando perdí a los hombres de los que me enamoré. Hoy estoy convencida de que nadie pierde a nadie, porque nadie posee a nadie.
Esa es la verdadera experiencia de la libertad: tener lo más importante del mundo sin poseerlo”
La vida solo es vida… lo que despiertan las personas en mí: rabia, alegría, deseo o lo que sea, me mantiene viva… que horrible sería una vida sin sentir, ¿o no?
¿Es necesario ser correspondido? Cuando el vértigo de la agonía y desesperación nos gana ¿es porque realmente lo sentimos así  o lo generamos  comparándonos con los demás? A lo escrito, a lo que dicen tus familiares. ¿Son necesarias las etiquetas? ¿Dos personas pueden quererse sin estar juntos? ¿A cuantos he alejado por un amor que quizás al final yo ni entiendo?

martes, 16 de noviembre de 2010

Noche 365, día 1.

Entonces, aquí estoy:
Noviembre, recta final del año 2010 y esperando con todas mis ganas sea el cierre de un clico en mi vida, basta de vivir en espiral, haciendo testigos (a los que quieran) de algo donde pienso encontrarme a mi misma.
Amaría hacer esto de postear de forma diaria, pero yo al igual que muchos de ustedes, siento que hay días que pasan sin dejar huella (al menos no he aprendido a apreciarlos todos)
El motivo o necesidad de este comienzo porque claro que hay un motivo es… un corazón roto. Me cansé de que mi vida girara en torno a un específico eje, de tomar fracasos de una muy poco y amigable manera personal, de sentirme culpable al comer, de cantar tirada en el suelo Everybody Hurts de REM y de referirme al individuo en cuestión como “maldito individuo no se dicen nombres.
Impulsándome por la película “Comer, Rezar y Amar” hubo una frase en particular que me marcó “Pero un corazón roto significa que lo intentaste” es verdad. También citando a lo que estoy cansada de oír “de toda situación se aprende algo”, comento que parte de este camino será diferenciarlo, no pienso buscar señales pero si quiero aprender a valorar detalles.
Necesito perdonar y dejarlo ir, necesito quererme y ser feliz.
Heme aquí  lector, ansiosa como soy, sin crearme exagerada expectativa confundida en la llamada visualización, porque ésta es la vida real no soy Julia Roberts… A pesar de todas las restricciones que estoy clara existen, estoy emocionada al fin.
Y reafirmo que no tomaré señales, pero salir del cine y escuchar Learning to Breath de SWITCHFOOT ¿En esta ciudad? Específicamente ¿en un carro que no es el mío? me hizo sonreír.
Totalmente agradecida de la vida.
Quiero cerrar mi post con una de las 13 líneas para vivir de Gabriel García Márquez, que si bien todas son ciertas, me aferré a ésta: "Quizá Dios quiera que conozcas mucha gente equivocada antes de que conozcas a la persona adecuada, para que cuando al fin la conozcas sepas estar agradecido"
Es hora de soltarlo.